martes, 9 de octubre de 2012

Lady Gaga en Barcelona: La diva en el diván

Si lo que sucede durante los dos primeros minutos pudiese sostenerse durante las dos horas que siguen estaríamos hablando tal vez del mejor show jamás visto en el Palau Sant Jordi.

Lady Gaga en Barcelona: La diva en el diván Lady Gaga en una imagen de su actual gira

El cuento empieza más o menos así. Se abre el telón y sale Lady Gaga a lomos de un caballo que no es un  caballo –además de sus cuatro patas se atisban las cuatro de los dos bailarines que se esconden bajo la cartón-, vestida de araña cibernética que no es una arácnido digital sino un traje de alta impostura (Armani y Versace la visten en esta gira). La acompaña un séquito portando estandartes y rugiendo. Suena Highway Unicorn, un tema flojeras de su ultimo disco que, como es preceptivo en cualquier espectáculo pop de este tamaño, se convierte en la mejor canción del mundo, al menos durante este par de minutos que dura esta versión. El asunto promete.
Más incluso cuando, a pesar de que el castillo –con sus torreones, sus murallas y sus celdas en las que se ubican los músicos- parece el de los clicks de Playmobil, la diva se somete a un feroz cunnilingus sobre una mesa de oficina durante Goverment hooker (de lo mejor su último disco). Luego, como advertían las monjas del colegio, se confirma que la masturbación conduce al embarazo y un muñeco gigante, que parece más un pollo asado que otra cosa, da a luz a Gaga. Porque ella ha nacido así, qué le vamos a hacer. Suena Born this way, y un Sant Jordi abarrotado de gente de todas las edades –están las hijas adolescentes que quieren ser mayores y las madres que no dejaron nunca de ser adolescentes, la armada gay y la abnegada tropa de padres y novios devolviendo el favor que les hicieron acompañándolos a ver The Avengers- enloquece como se hace hoy solo con las canciones que recuerdan exactamente a otras que fueron éxitos en los años 80.
Han pasado escasos minutos y es imposible evitar tratar de descubrir qué demonios nos está intentando contar Lady Gaga. ¿Cuál es el relato? Entonces, baja un diamante del techo. En su interior, la cara de la diva en formato holograma y el primer mensaje de libro de autoayuda de la noche. Parece redactado por Paulo Coelho. Y ahí descubrimos que Gaga no quiere contarnos nada. Durante los próximos temas, desearemos que tampoco le apeteciera cantarnos nada. A veces, parece que el playback se les escapa antes de hora o que el que debía darle al pause está actualizando su Facebook, pues la sensación de que alguien se ha dejado la radio encendida en el castillo es constante. A escena entran huevos, salen mesas, caen pollos de plástico, aparecen armas semiautomáticas, y el cuerpo de baile parece casi una cuadrilla de mudanzas, acarreando paquetes arriba y abajo. Gaga se ha cambiado de ropa en prácticamente cada canción, confirmando que tal vez los atuendos que luce no son llevables para ir a hacer la compra, pero si son perfectas si sales de casa con prisa.
El concierto, pues, ha perdido el ritmo, y sobre todo, ha abandonado lo inquietante a favor de los complaciente, algo que le sienta fatal a Bad romance, acaso el mejor tema que jamás haya lanzado esta mujer y casi su único motivo para defender que su apuesta musical puede estar a la altura de la visual, o incluso metafísica. Con la siguiente, Judas, se recupera algo de violencia, que es lo que mejor le sienta al show. Pero pronto entramos en la parte pizpireta del espectáculo con Pokerface. Libre de florituras, el tema nos hace recordar que lo fascinante es que alguien con canciones tan mediocres haya podido convertirse en algo tan grande.
Se suceden las alocuciones de autoayuda. Aunque poco a poco van abandonado lo personal para adentrarse en el terreno de la macroeconomía y la geoestrategia. Gaga nos confiesa que piensa que España es el futuro, confirmando que es cierto que vino de otro planeta vestida de araña, a lomos de un caballo y fue parida por un pollo a medio cocer. Tras el mensaje, la señora sale a dar una vuelta por la pasarela conduciendo una motocicleta en la que ella es el chasis. Sufre un pequeño accidente y está a punto de caer al foso cuando una de sus bailarinas se sube a la moto con la loable intención de sodomizarla. Sus diligentes bailarines solventan el problema –ahora, además de mudanzas, también se dedican a la asistencia en carretera-, se sienta para recibir una lluvia de regalos, entre ellos un sujetador que se pondrá bajo la camiseta del Barça que ya luce, hecho que celebra, pues nos informa que hace unos momentos se le ha roto el vestido y se le ha salido una teta. Jamás un mensaje de esta índole había sonado tan poco erótico.
En estos momentos ya estamos en la fase roquera del show –los músicos han escapado de sus celdas y se confunden con los bailarines, seguramente, porque han sido elegidos en el mismo cásting-, con un Yoü and I que parece sacado de un disco de Mike and The Mechanics. El homenaje gay llega con Alejandro, tema al que precede una coreografía que convierte la pasarela que rodea el Monster pit (400 fans enloquecidos que parecen estar en cuarentena) en un cuarto oscuro gigante. Sheise, tal vez el mejor tema de Born this way, cierra el concierto que ya hace rato que ha abandonado los grandes efectos para centrarse en la interacción de la diva con sus fans –a veces dan ganas de abrazarla y decirle que no pasa nada, que a Madonna esto le sale mucho peor- y las coreografías poco imaginativas. Antes de los preceptivos bises, que están dedicados a reivindicar el AOR como ente susceptible de ser tendencia, suenan la insustancial Marry the night y la adhesiva The Edge of Glory, el tema que Springsteen olvidó incluir en Born in the USA
En dos horas, Gaga ha sido araña venenosa, amazona, dominatrix severa, vecinita, golfa, psicóloga, sicario, motorista, directora de marketing y Madonna. Lo que peor le ha salido ha sido esto último. 

viernes, 5 de octubre de 2012

Rolling Stone te invita a los conciertos de Wilco en España


¿Quieres ver a Wilco en directo? Tenemos entradas para los Conciertos Sublimes de la banda en España, una invitación doble para cada uno de sus tres conciertos: Bilbao, Barcelona y Madrid. Por Rolling Stone

Rolling Stone te invita a los conciertos de Wilco en España
Cartel Gira Wilco España
Los días 14, 15 y 16 de octubre la banda de Jeff Tweedy toca en Bilbao, Barcelona y Madrid, respectivamente. Tenemos una invitación para dos personas para cada uno de estos conciertos organizados por Conciertos Sublimes. 

Para hacerte con una de ellas sólo tienes que entrar en  la pastilla de concursos de Rolling Stone de Facebook y contestar a esta pregunta.

¿Cuál es para ti el mejor solo de guitarra de Wilco y por qué?
Poniendo la ciudad del concierto al que te gustaría ir (PE: Bilbao. Tu respuesta)
La redacción de Rolling Stone elegirá un ganador por cada ciudad.

Puedes participar en Facebook
La participación estará abierta desde el 5 de octubre hasta el 11 de octubre las 11:30 am.

No te olvides, estas son las fechas y lugares:
14 de octubre - Bilbao: Palacio Euskalduna.
15 de octubre - Barcelona: Gran Teatre del Liceu.
16 de octubre – Madrid: Palacio Vistalegre.

martes, 2 de octubre de 2012

Rubén Pozo en directo en Los Teatros del Canal el 5 Octubre


Rubén Pozo en directo en Los Teatros del Canal el 5 Octubre
Rubén Pozo en directo en Los Teatros del Canal el 5 Octubre.

Si hubiera que resumir la biografía musical de Rubén Pozo en una frase, la más adecuada sería "currante del rock and roll". Ya en el instituto se embarca en la creación de la banda Buenas Noches Rose, con la que llegó a grabar tres discos antes de su separación. Tras esta aventura llega "Pereza", el dúo con Leiva que lo catapultaría a la fama, convirtiéndolo en toda una referencia del panorama del pop-rock nacional. Tras el anuncio de Pereza de un amistoso período de descenso en sus actividades a finales de 2011, Rubén inicia ahora su carrera en solitario con su disco debut, 'Lo que más', que promete ser una de las revelaciones musicales del año.

lunes, 1 de octubre de 2012

‘Kalimotxo’ pasado por agua en el festival En Vivo

En una primera jornada con nubarrones en lo artístico y lo meteorológico, el madrileño festival En Vivo se consolida como el escaparate de la “raza” musical urbana.

Yosi luchando contra los problemas de sonido
Yosi luchando contra los problemas de sonido.
Festival: Festival En Vivo  (Rivas Vaciamadrid, Madrid). Primera jornada.
Fecha: jueves 27 de septiembre de 2012.
Cartel: Soulfly Los Suaves, Mojinos Escozíos.
Precio: Abono de tres días, 47€.

El En Vivo es como el inter-raíl de los festivales. Tienes la experiencia por un módico precio, pero también las incomodidades. De hecho, el púbico potencial de ambos es prácticamente el mismo. Se encuentra alguna melena que ya clarea y que se lanza a la aventura de revivir sus tiempos mozos, pero el grueso son los chavales que no son público habitual ni de grandes viajes ni de conciertos de postín, que lo viven como una experiencia única, primeriza en bastantes casos, low cost incluso para la maltrecha economía estudiantil en cualquier caso.
Ellos son los que no pasan frío con una sudadera con capucha de algodón barato, de las tantas que se veían ayer en los habituales mercadillos de camisetas y chapas, bajo el amenazante cielo de Rivas-Vaciamadrid, nuevo emplazamiento para una tercera edición del festival, que se desplaza desde el vecino Getafe, donde se celebraron las dos primeras en 2010 y 2011.
Y es que la lluvia, de tanto amenazar, acabo llegando. Ya se sentía una incómoda humedad cuando los problemas de sonido hicieron su primera aparición con los gaditanos Deep End, que abrían a media tarde la tanda de actuaciones de más de 50 grupos y artistas que desfilarán por los tres escenarios este fin de semana. Su metal anclado en los 90 sonó algo desfasado, compitiendo con el atropellado martilleo de heavy cuasi satánico que llegaba desde la carpa con los locales e imberbes Night Symphony.
La ovación con la que apareció el rapero malagueño Gordo Master en el escenario hip-hop evidenció que lo que iba a suceder en el reducto destinado a la moda de pantalones anchos y gorras de lado iba en otra onda. Cambio estilístico radical para un espacio vallado destinado al rap y sus variantes (se podía adquirir una entrada únicamente para disfrutar de estos artistas sin acceder al resto del recinto) con aspecto de ghetto, tanto por las meras restricciones espaciales como por el hermanamiento que se vivía dentro de dicha “frontera”. Un público volcado en las rimas de la calle y los fraseos, muchos socialmente críticos, otros intencionadamente jocosos, que gesticulaba cada ritmo como si de extras de un videoclip de Eminem se trataran.
Y mientras en el segundo escenario se desataba el espíritu festivo con los ritmos bailables y las consignas a la revolución social de The Locos, que instaban a los saltos de ska recuperando sintonías de canciones por todos conocidas, Los Suaves luchaban contra la adversidad propia y ajena en el escenario principal. El mal sonido se cebó con los gallegos, que se agruparon como una piña en el centro de las tablas tratando de conseguir algo de conjunción musical mientras su cara más conocida, el carismático Yosi, se esforzaba en balbucear las letras de un puñado de grandes himnos del rock cervecero patrio. Al final, cabreo generalizado, y la sensación de haber vivido algo tan caricaturesco como entrañable, ya que fue el público el que coreando tan insignes estribillos a pleno pulmón salvó a los de Ourense del descalabro total.
Que ni el sonido ni el tiempo iban a mejorar fue una realidad cuando comenzaron a arreciar las esperadas lloviznas y el batería de los Soulfly atronaba nuestros tímpanos atropellando el sonido de sus compañeros, con un Max Cavalera en horas bajas, más empeñado en que la gente pusiera en marcha un buen pogo y saltara cual resorte ante sus órdenes que en defender con dignidad las canciones que hicieron de él un emblema del metal extremo moderno al frente de Sepultura. Con Mojinos Escozíos disparando su arsenal chistoso y escenificando su teatrillo chabacano, mucha gente iniciaba la retirada de una jornada que se prolongaría con los ritmos mestizos de Canteca de Macao y con varias formaciones tributo hasta altas horas de la madrugada.
Hoy volverán a convivir el rock urbano de Rosendo, el mestizaje de Chambao y el hip hop de Nach con muchas más capuchas y algún que otro chubasquero, para hacernos sentir como los Gene Kelly de extrarradio. Llueva o diluvie, muchos responderán con el lema que Los Suaves dejaron resonando en nuestras cabezas. “No puedo dejar el rock”. Y contra eso, no hay meteorología que se resista.